BARRANQUILLA: EL NUEVO LIDERAZGO
“Mi motivación es acabar con el silencio”: Claudia Martelo
Dejar atrás perjuicios requiere liderarse a uno mismo. Llevar a otros a abandonar esos mismos perjuicios implica sumergirse en un peligroso ejercicio: liderar a otros.
Por Claudia Santodomingo*
Archivo CUMBRE
“Hay que liberarse de estigmas y ayudar a nuestros hijos a buscar su proyecto de vida, apoyarlos con el libre desarrollo de su personalidad y tener una mente más abierta”.
Claudia Martelo
Ser padre o madre trae consigo un sinfín de responsabilidades. Claudia Martelo lo tenía claro y las cumplía todas a cabalidad. Nunca le falló a sus cinco corazones rebeldes, sus hijos, y procuró siempre cobijarlos con todo el cariño y amor posible. Aun así, en las idas y vueltas que da la vida, un suceso en particular la retó al máximo y la enfrentó con todos los prejuicios y concepciones que tenía hasta entonces.
Hace aproximadamente 8 años, su hijo mayor le confesó su orientación sexual. La noticia le generó confusión y coincidió con una serie de manifestaciones a favor de la familia tradicional que tenían lugar en Barranquilla, ciudad donde vivía con sus hijos. Finalmente, tomó una decisión que la volvió el foco de múltiples críticas, pero de la que no se arrepiente. Claudia, valientemente, optó por apoyar a su hijo y, aprovechando la coyuntura, creó un blog desde donde defendió su posición y, con el paso del tiempo, se ha convertido en una abanderada de los derechos de la comunidad LGTBI.
CUMBRE: ¿Cuál fue el detonante que la llevó a empezar a ejercer su liderazgo?
Claudia Martelo: Fueron las marchas a favor de la familia tradicional del 2016 en Barranquilla. A través de grupos de WhatsApp del colegio de mis hijas menores me invitaban a participar. Estas manifestaciones pronto se volvieron homofóbicas.
Hace 8 años, mi hijo mayor, cuando aún era adolescente, me reveló que no le gustaban las mujeres. Desde ese día, cuando salió del clóset, yo empecé a culparme, cuestionarme y hacerme preguntas. Traté de conectarme con personas con esa orientación sexual para entender cómo podía manejar la situación y ayudar para que mi hijo estuviera a salvo.
Entonces yo trabajaba como docente en la Universidad del Norte. Comencé a hacer microactivismo en mis clases e intenté medir el nivel de homofobia entre mis estudiantes. Descubrí que había niveles altísimos de homofobia, especialmente en los estudiantes que venían de provincia. Tomé esto como una lucha personal y desde mi posición como profesora de idiomas inculqué muchos temas de igualdad con respecto a la población LGTBI.
Todo esto me llevó a abrir un blog y contar lo que estaba sintiendo. Asimismo, salí y les dije a las personas que me invitaban a la manifestación que yo no iba a ir a esa marcha homofóbica, que tengo un hijo gay que soy la mamá más orgullosa de todas.
CUMBRE: Antes de eso, ¿la gente sabía que su hijo era gay?
C.M: Tan solo familiares cercanos. Yo abrí el blog bajo el seudónimo de ‘Mamá, millennial’ y empecé a lanzar indirectas. Lo primero que escribo es una entrada que se llama “Mi hijo no jugaba fútbol”. Recibí respuestas muy lindas de mucha gente que no tenía voz. El fútbol era como un simbolismo del caso de mi hijo.
También aproveché para escribir sobre cosas que sucedían con mis hijos menores. Cómo conectarse con ellos, cómo apartarlos de la tecnología, el valor de la comunicación en familia y otros temas.
Sin embargo, un tiempo después hubo un caso de discriminación en un hotel de Barranquilla. Un holandés con su pareja colombiana, mientras estaban en la piscina, sufrieron maltrato y eso me pateó. Escribí al respecto, vi las respuestas y confronté a los ‘haters’. Desde ahí empecé a manejar un discurso más amoroso, como un amor de mamá, y pude hacer muchos aliados en esta lucha.
CUMBRE: ¿Por qué decidió extender su ejercicio de liderazgo por fuera del ámbito privado?
C.M: El año pasado, me invitaron a una conferencia en Cartagena acerca del orgullo gay. Tuve la oportunidad de escuchar historias de muchos jóvenes. Cuando regresé de Cartagena, me armé de ganas y comencé a escribir. Hice un recuento de la revelación de mi hijo, una conexión con el pasado, como cuando le regalamos un balón de fútbol de pequeño y él prefería jugar con el papel morado que servía para hacer cometas. O como cuando lo llevé a ver la obra de Peter Pan y los ojos se le ponían saltones. Recordé todos los estereotipos bajo los cuales uno hace crecer a sus hijos y me sumergí como la Claudia que era hace 26 años, llena de prejuicios y guiada por una educación diferente.
Puse en práctica el aprender a desaprender. Eso es lo que me ha ayudado a mí porque estaba equivocada producto del desconocimiento. Lo que sufrió mi hijo antes de aceptarse, y que también sufren muchas otras personas, no tiene explicación. Él siempre dice que ha sido un afortunado, pero yo, en mi posición de madre, al ver todo lo que han sufrido las otras personas, concluyo que no me puedo quedar callada y con los brazos cruzados. Decidí romper el silencio que calla a muchas mamás y muchas familias.
CUMBRE: En su opinión ¿qué rol juega la familia para las personas que quieren salir del closet?
C.M: Creo que el hogar es la base. El apoyo del padre y la madre son claves. Me encantaría que los jóvenes que vienen a futuro tengan el camino más fácil. Ha mejorado en cierta medida porque es un tema que, de a poco, se ve que se toca con los hijos menores, pero todavía persiste la cultura del silencio. Sobre todo, aquí en la costa. Acá se habla mucho de diversidad, pero en muchos hogares se maneja la cultura del “don’t ask, don’t tell”. Se les dice a los jóvenes que hagan lo que hagan, mejor que no cuenten.
CUMBRE: Todo este proceso culminó con la publicación de su libro ‘Madres del triangulo rosa’. Cuéntenos al respecto.
C.M: Este libro fue publicado en mayo. Al principio, tenía mucho miedo de lo que podía pasar. Aun así, la aceptación ha sido increíble. Ya vamos por la segunda edición. Y los mensajes que recibo son lo más bonito. Todos los días, dedico una hora a revisarlo y responderlos.
Ha sido una experiencia bonita. Me ha servido para encontrar mi condición de vida y me ha llenado mucho. El poder del amor de madre rompe cualquier paradigma, no hay que subestimarlo. No tiene límites.
CUMBRE: El ejercicio de liderazgo es exigente y seguramente la ha vuelto centro de muchas críticas, ¿qué le permite mantener el entusiasmo?
C.M: Mi motivación es acabar con el silencio y cambiar la sociedad para que no ignore más esta realidad. Hay suicidios todavía, los niños y niñas que sienten mariposas en el estómago por otra persona del mismo sexo viven un martirio. Cuando tienen dudas respecto de quiénes son, qué pasa con su cuerpo y con su vida, surgen problemas de autoestima grandísimos. ¿Qué tan mala persona tiene que ser uno para no aceptar a otro que decida amar de forma diferente?
CUMBRE: ¿Qué invitación haría a las familias que no aceptan que sus hijos sean homosexuales o transexuales?
C.M: Que entiendan que no es una aberración, ni una enfermedad. Les diría que no confundan creencias con valores y que sean coherentes. Si les enseñaron a sus hijos a ser honestos, entonces que demuestren su nivel de honestidad al entenderlos. Añadiría que no dejen perder momentos con sus hijos que, muchas veces, se convierten en años. No vale la pena. Los prejuicios de promiscuidad, inestabilidad, drogas, y demás, no tienen nada que ver con la realidad.
Hay que liberarse de estigmas y ayudar a nuestros hijos a buscar su proyecto de vida, apoyarlos con el libre desarrollo de su personalidad y tener una mente más abierta. Entiendo que esto último puede costar trabajo, pero se puede buscar ayuda y personas que sirvan de apoyo.
CUMBRE: ¿Y qué invitación haría a todas esas personas que no han salido del clóset por temor?
C.M: Todo el mundo sabe cuál es el momento seguro para abrirse. Este es un camino en el que cada quien decide cómo llevarlo. Sin embargo, a través de los casos que he conocido, puedo decir que mucha gente se arrepiente de haber perdido años vividos en los que no se aceptaban. Los invitaría a encontrar el espacio seguro y aliarse con un algún miembro de la familia que ayude en el proceso de comunicarlo.
*Claudia Santodomingo es profesora y mentora en temas de liderazgo y coordinadora del Centro de Liderazgo del CESA.
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