IDEAS

Poder, autoridad e influencia

Tres términos parecidos. Tres palabras que se rozan. Finalmente separadas.

Por Lina Rengifo*


Hay que entender el poder como la energía y la capacidad para lograr transformaciones, no como el acto dominante sobre los demás.

Hay una delgada línea entre la capacidad para liderar, para ejercer el poder, la autoridad y la influencia, y esa línea la domina una persona con una meta definida, consciente y con propósito.

De forma casi tácita, las personas asocian el liderazgo, el poder, la autoridad y la influencia con temas laborales o políticos sin tomar consciencia de que cada individuo, independientemente de su formación académica, sus competencias para el trabajo o sus preferencias electorales, tiene la capacidad innata de ejercer liderazgo, poder, autoridad e influencia en la sociedad.

El eslabón transversal de esta cadena de comportamiento de las personas es el liderazgo. El líder está haciendo siempre lo que dice, está convencido de que su actuar está unido con su pensar y su sentir. Las reacciones en las personas serán promovidas por la influencia, o por la autoridad, del líder. El liderazgo es una fuerza inherente al humano.

Cada persona tiene la facultad de ser líder y el potencial de influir sobre otras. Esta afirmación tiene varias implicaciones. Un líder tiene muchas herramientas para transformar la vida de quienes lo rodean. Una de las más eficaces es el respeto, un líder potencia todos sus talentos, y los de sus seguidores, cuando el eje de su vida es el respeto.

El respeto tiene un impacto inimaginable; el líder, que siempre está en la mira de sus seguidores, debe tener conciencia plena de que se ha vuelto espejo para otras personas; de que como se administre a sí mismo, a su vida, a sus emociones, sus palabras, sus pensamientos, así mismo irá sembrando semillas de influencia en los demás. Pocas cosas que inspiren más a una persona que un líder coherente, y esa coherencia cultivará las relaciones con las personas.

¿Cómo se legitima el poder del líder? En la claridad de la ruta para llegar a la meta, en lograr la meta, en influir en las acciones, en los pensamientos y en la conducta de las personas. El poder del líder se manifiesta en la influencia que ejerce sobre sus seguidores para lograr compromiso con el propósito que le da valor a la meta. El éxito de un líder está cimentado en el corazón y la esencia de su carácter, esto es, en la concordancia entre las palabras y los hechos, lo que verdaderamente inspira y atrae a los seguidores. Y ese poder no para que le hagan caso, sino para emprender un camino de transformaciones. Hay que entender el poder como la energía y la capacidad para lograr transformaciones, no como el acto dominante sobre los demás.

El poder y la autoridad del líder se pueden definir como genuinos cuando los seguidores demuestran resultados personales fuertes, éticos, considerados, positivos e intensos frente a las acciones en defensa de la causa.

¿Qué es aquello por lo que el líder, y los seguidores, no cambiarían los planes para conseguir la meta, sin importar el nivel de sacrificio? El liderazgo y el poder impactan en la vida de las personas por la claridad de la meta que persiguen, por la consistencia en sus actos, por su integridad, por la perseverancia en sus valores, en sus ‘no negociables’ y, sobre todo, porque su fin persigue el bien, el respeto y la aceptación social de un ideal, una causa, un estilo de vida o el cambio de una costumbre de un grupo, y posteriormente de toda la sociedad.

Durante mucho tiempo se ha tenido la idea de que el poder y la autoridad están ligadas a las relaciones de subordinación. Existen unas relaciones de subordinación basadas en compromisos de subsistencia, de miedo, de costumbre o de cumplimiento, en donde el subordinado obedece instrucciones, pero no se compromete emocionalmente con el logro de la meta, ni mucho menos con la persona que abandera la causa.

Cada declaración que se presenta en relaciones de subordinación puede, o no, estar influenciado por argumentos que pretendan convencer a las personas para tomar decisiones en un sentido u otro. La fuerza del poder que tiene un líder frente a sus seguidores es un mecanismo que puede influenciar el comportamiento de ellos. La autoridad aparece cuando las semillas de la influencia han crecido en la tierra de la confianza, que las personas han depositado en el líder.

Esa conexión del liderazgo con poder en una relación de subordinación es lo que sella la diferencia, es lo que establece una relación sólida en el presente y marcará el futuro enfocándose en la meta, en el objetivo común, y proyectará un futuro diferente para las personas, las empresas y la sociedad.

Tener autoridad es otorgarle al líder confianza para llegar a la meta. La autoridad del líder transmite credibilidad a los demás. Tener un propósito para mantenerse motivado en lograr la meta, les provee respuestas a las preguntas que no se han hecho, y que cuando se hagan les va a dar certezas apoyadas en algo que sienten, que recuerdan y aprendieron del líder.

Cuando se tiene un sentido de propósito, la autoridad y la influencia son las habilidades más inspiradoras del líder. Ellas demuestran que hacer bien lo que debe hacer, hacer lo correcto a pesar de los riesgos, de los miedos y de los prejuicios, produce resultados insospechados e inspira a los seguidores a hacer las cosas bien, a apostarle a lo impopular pero valioso. El desafío de apostar a lo no popular motiva a las personas, y las filtra en quienes quieren seguir al líder y quiénes no.

Cuando un líder entiende la magnitud y el alcance del poder que tiene, comprende que la consecución de una meta, que abanderar una causa, deja de ser un asunto de interés personal cuando sus seguidores ven que su líder entrega todo de sí, desde su corazón, para que la meta sea el buen fin de todos. Esa pasión contagiosa es lo que logra que el líder influya de forma natural en las personas hasta volverlos seguidores.

Hablar de liderazgo, poder, autoridad e influencia, implica incluir a un grupo de personas que decide involucrarse en una causa, y que, por influencia de ese líder, adquiere nuevos niveles conductuales, emocionales y de conciencia, lo que en últimas los convierte en los nuevos voceros de la causa que el líder ha influenciado en sus vidas.

Unos seguidores fieles, muy bien influenciados, valoran el legado que el líder ha depositado en sus vidas, y se comprometen a que la causa perdure en el tiempo. En este proceso los seguidores, a su manera, desarrollan el carisma que admiran de su líder y con ello atraen a más gente a apoyar la causa, a lograr juntos la meta, este es el resultado del efecto multiplicador del liderazgo.

Esa influencia que ha logrado multiplicar a los líderes, prueba legitimidad en la medida en que se logran resultados satisfactorios de las acciones. La capacidad para conseguir la meta será descubierta por el líder, y sus seguidores, como resultado de un esfuerzo que logra resultados mayores a los esperados, y crea una ola de poder que inspira a otras personas, usando argumentos sobre la importancia del trabajo en equipo y redefiniendo los niveles de excelencia, en donde los líderes y los seguidores siempre pueden mejorar más y con mayor frecuencia.

Para ejercer autoridad, poder e influencia, el líder debe estar dispuesto a arriesgar, a hacer más que la mayoría, porque liderar es hacer más que lo que las demás personas hacen, es hacer las cosas correctas a pesar de las dificultades que se vayan a enfrentar; es arriesgarse a inspirar y comprometer a los seguidores a hacer lo correcto, que no siempre es lo más popular pero siempre es lo que hay que hacer. El líder expande su influencia en la medida que demuestra a los demás que, a pesar del miedo, el convencimiento por hacer las cosas que le inspiran con pasión hace que valga la pena asumir los retos.

Para ser un buen líder se debe tener un deseo firme por aumentar la dedicación, la productividad para hacer cosas, por cambiar su destino y el de los seguidores; debe tener pasión y convencimiento para hacer posible, lo imposible y cambiar la vida de todos con la actitud transformadora, que impacta hasta en la forma en como los demás se relacionan con él.

La influencia, el poder y la autoridad, surgirán espontáneamente cuando el líder desarrolle un método en el que invierta el tiempo, y las opciones que posee, para encontrar formas de agregar valor a la vida de las personas. Un líder siempre tiene iniciativa, de esta forma influye en los seguidores para lograr que juntos las cosas pasen. Solo de esa forma el poder, la influencia y la autoridad, surgirán como una respuesta natural al liderazgo.

*Lina Rengifo es profesional en finanzas y comercio exterior, economista con énfasis en banca internacional. Conferencista en temas de comunicación digital, innovación, liderazgo y emprendimiento.

*Este artículo fue originalmente publicado en Profesión Líder 2017. La presente es una versión adaptada para CUMBRE.

 

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