IDEAS

Tres consejos de líderes curtidos a emprendedores jóvenes y brillantes

Los dueños de tres prometedoras ‘startups’ colombianas le hacen preguntas difíciles al empresario Antonio Celia, la gestora ambiental Josefina Klinger y el dirigente gremial Juan Carlos Rordríguez Muñoz.

Archivo particular Josefina Klinguer

En Cumbre nos preguntamos qué trasnocha a los jóvenes emprendedores de este país en materia de liderazgo, y cómo podemos conectarlos con líderes de largo aliento para seguir fortaleciendo su camino.

El día en que Bill Gates conoció a Warren Buffett, en una cena organizada por sus padres, lo primero que el curtido inversionista le preguntó al joven emprendedor fue: “¿para qué quieres crear algo?”. Según contó Buffet años después, durante un conversatorio en la Universidad de Columbia, Gates apenas si pudo responder. “Te moverás en la dirección de las personas con las que te asocias”, le dijo Buffett, “es importante asociarse con personas que son mejores que uno”.

Todos necesitamos mentores. Tanto Gates como Buffet han dado cientos de conferencias a jóvenes emprendedores. Espacios que, como aquel conversatorio en Columbia, permitió refrescar viejas preguntas y respuestas poderosas. “¿Cómo enfrentas el fracaso?”, le preguntó el moderador a Buffet durante aquel encuentro. “Sigue adelante”, respondió.

En Cumbre nos preguntamos qué trasnocha a los jóvenes emprendedores de este país en materia de liderazgo, y cómo podemos conectarlos con líderes de largo aliento para seguir fortaleciendo su camino. Para esta primera edición, los fundadores de tres de las más interesantes startups colombianas desahogaron sus ansiedades con la ambientalista Josefina Klinger, el empresario Antonio Celia y el líder gremial Juan Carlos Rodríguez.

Esto fue lo que descubrimos.

Un buen líder es un canal de comunicación 

Hace ocho años dentro de un kayak golpeado por las aguas del Magdalena, 20 amigos intentaron huir de la ciudad. Vivieron 40 días en ese río. Pasaron horas sentados en las orillas de los pueblos a lo largo del río, atentos al paisaje y los gritos de los pescadores en sus canoas. Ahí nació Awake Travel.

“Fue un proceso de despertar a través de esa experiencia”, cuenta su cofundadora, Laura Romero. “Desde entonces creemos que el turismo consciente y natural es una forma de despertar o estar despierto, una forma de conectarse, de vivir otros entornos, de relacionarse, de tener intercambios significativos con otras personas y otros lugares”.

Laura Romero. Foto cortesía Awake.

Este año, Awake fue escogida entre 700 empresas de todo el mundo como una de las diez que hacen más sostenible la industria del turismo.

Los fundadores de Awake saben que el turismo de naturaleza “no implica necesariamente la inclusión de las comunidades, así como incluir personas locales no se traduce necesariamente en un impacto positivo con respecto a la conservación de ecosistemas”.

Por eso en Cumbre buscamos a Josefina Klinger, directora de la Corporación Mano Cambiada, quien se ha convertido en una de las prinicipales promotoras del turismo comunitario en el Pacífico colombiano, con especial atención en el Parque Nacional Natural Utría.

Awake pregunta:

“¿Cómo liderar una empresa que busca hacer del turismo una herramienta para la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas, a través de la inclusión y fortalecimiento de personas locales?”

Klinger responde:

El turismo de naturaleza es una sombrilla que tiene como principal activo los recursos naturales y los recursos ambientales. Esos recursos son una alternativa para generar valor, pero hay que tener mucho cuidado. Un ejemplo cercano: Costa Rica. Allá entendieron y diseñaron productos turísticos relacionados con la biodiversidad. Sin embargo, la comunidad comenzó a abandonar el territorio y a vendérselo a personas o a empresas que tenían el dinero para comprarlo. En Costa Rica no se incluyó a la comunidad, todo lo contrario, se generó un desplazamiento masivo en la zona.


Josefina Klinger. Archivo particular.

Si las comunidades locales pierden el sentido del territorio frente a la idea de negocio, se abre el espacio a que la comunidad no pueda usar los recursos naturales que ofrece porque se vuelven privados. Lo que a mí me movió a hacer este trabajo en Nuquí fue la comprensión de que el turismo es un sistema. La mirada y el valor del territorio tienen una connotación distinta para mí, que tengo el ombligo enterrado en esta tierra, que para el empresario que llega y suscribe una relación desde lo económico.

En estos lugares se vivieron crisis humanitarias y, por eso, hay que formar una generación que entienda que su principal activo es la biodiversidad. Colombia sigue asociando la biodiversidad con pobreza.

En medio de este contexto, lo más difícil de todo es convertirse en un líder en el que la gente crea. ¿Cómo lo consigues? Siendo fiel a las convicciones de tu gente, escuchándolos siempre y, lo más importante, siendo honesto. Un líder no puede ser un dios y eso muy pocas veces se tiene en cuenta. Lo que uno debe ser es un canal de comunicación y una persona que tenga la capacidad de ordenar, de llevar todo en la cabeza y no sentirse abrumado, perdido.

Que la comunidad me copiara fue un reto, pero como el deseo de cuidar el territorio es más grande que las consignas individuales, se pudo lograr. Miren chicos, a nadie le enseñan a ser líder. A nadie. Al menos yo no creo en eso, creo en las mentes activas y en
las razones poderosas.

Un verdadero líder no tiene miedo de perder el puesto

Hace cerca de tres años, Simón Borrero, Felipe Villamarín y Sebastián Mejía emprendieron un experimento: querían descubrir una fórmula para que las grandes compañías de retail del país vendieran sus productos a través de plataformas digitales. Cinco meses más tarde, 200 mil personas habían descargado la aplicación. Ahí entendieron que habían creado algo grande.

Cortesía Rappi, aparecen así: De izquierda a derecha, Guillermo Plaza, Felipe Villamarín, Sebastián Mejía y Simón Borrero

Hoy en día Rappi es la aplicación con más descargas en el país y ya está presente en Brasil y México. En este momento la app cuenta con más de 500 colaboradores en Colombia además de tener inscritos en la aplicación a más de diez mil “rappitenderos”.

Frente a un ascenso tan vertiginoso, resulta apenas natural que comiencen las preguntas sobre la forma de enfrentar un eventual fracaso. Para hablar sobre el tema buscamos a Antonio Mario Celia Martínez-Aparicio, presidente de Promigas. La compañía que maneja, desde 1992, tiene casi la mitad del gas del país y es dueña de inversiones en otros países de América Latina.

Rappi pregunta:

¿Cuál ha sido su mayor fracaso en estos años de carrera? ¿Cómo se enfrentó a él?

Celia responde:

Hace casi veinte años sufrimos un accidente en uno de los gasoductos que tenemos en Barranquilla. Fue muy doloroso, nos costó mucho en reputación y en dinero.

La única forma de enfrentar ese tipo de derrotas es con honestidad y franqueza. Asumiendo cada una de nuestras responsabilidades y saliendo a dar la cara: cuando uno es la cabeza de una empresa, por pequeña que sea, uno siempre debe responder ante sus empleados. Hay que darles la confianza de que todo se puede solucionar.

En otra ocasión nos metimos en un negocio que estaba dando muchas pérdidas. ¿Qué hacíamos, perder la inversión o seguir arriesgándonos? Decidimos parar. Lo más importante de ser un líder es escuchar, escuchar, escuchar. El equipo tenía miedo y desconfianza con el futuro del proyecto así que decidimos abortarlo.

A mí, como cabeza de Promigas, no me interesa la mediocridad, un líder, y este es el único y mejor consejo que puedo dar, siempre debe sembrar duda entre sus trabajadores, que ellos no traguen entero que desconfíen, que hurguen. Yo intento hacer que la gente lea, que se informe, que sea tan inteligente para tomar la mejor decisión para la entidad. Un verdadero líder no tiene miedo de perder el puesto.

Antonio Celia, cortesía Promigas

Un buen líder cree en una visión y la transmite

Un contador: Bryan York, un ingeniero: Ángel Celis y un internacionalista: Felipe Betancourt, son los creadores de Liftit, una empresa tecnológica intermediaria que conecta en tiempo real a oferentes y demandantes de servicios de transporte de mercancías, acarreos y mudanzas, por medio de una plataforma.

“Hay gente que vende, otra que compra, pero no siempre está claro quién entrega”, explica Celis. “Por medio de nuestra plataforma, nosotros solucionamos el problema”. La empresa nació a finales de 2016 y en solo dos meses mostró una tasa de crecimiento de 290% mensual, por medio de servidores en la nube provistos por Amazon.

Como startup, uno de los principales retos de sus fundadores es liderar a los miembros de su organización, en un contexto en el que aún no pueden ofrecer a sus empleados los beneficios que se obtienen en empresas más grandes y consolidadas. Por eso buscamos a Juan Carlos Rodríguez Muñoz, presiente de la Federación Colombiana de Transportadores de Carga (Colfecar), quien lleva 30 años en el sector de transporte en el país.

Liftit pregunta:

¿Cómo podría un startup en crecimiento liderar con inteligencia emocional a su equipo de trabajo cuando los salarios no son muy competitivos, pero las oportunidades de crecimiento profesional son grandes?

Juan Carlos Rodríguez responde:

Hay que tener paciencia, siempre. Mi clave durante estos años ha sido pensar en el presente como me gustaría sentirme en el futuro. Las condiciones de salario no son buenas ni en su empresa ni en ninguna parte del mundo, pero la proyección que cada empleado pueda tener en su crecimiento profesional y personal es fundamental: que la gente sienta que puede crecer en la empresa no lo compensa nada. Si el líder tiene seguridad en sí mismo y está convencido del proyecto que lidera (una empresa, una familia), debe transmitirlo a sus liderados. La identidad es muy importante: basta con identificar a otras personas con aquello que representa el producto o la empresa.

Finalmente, es clave ser un apasionado de lo que se está haciendo. Uno solo lidera algo por lo que estaría dispuesto a sacrificarse. Saber hacia dónde me estoy moviendo, hacia dónde quiero llegar es primordial: el líder tiene que tener en la cabeza el final deseado para él, su equipo, su producto y su empresa.

 

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